Tras abandonar el escenario, el cambio entre bandas se hizo eterno y extrañamente, la zona no se vació demasiado tal y como solía suceder entre conciertos (para reemplazar un público por otro). El tiempo de espera se hizo eterno, pero mereció la pena cuando Simon Neil (líder de la banda escocesa) salío como si fuese el tercer hermano Johnston (bajo y batería): pelo rubio platino y barbaza rubia platino. Para colmo, debia de haber lavado sus tipicos pantalones pitilleros granates, con lencería fina del mercadillo en agua caliente, porque ahora eran de color rosa fucsia. Otro cambio más en el escenario: un cuarto miembro que crea con una guitarra todos los efectos que aparecen en el disco pero que el trío no podía plasmar en directo por sí solo.
Como siempre: durísisisma that golden rule, seguidita de living is a problem y acabando el terceto con glitter & trauma. Tras eso, god & satan, shock shock (sorprendente, porque no parecía tener mucho éxito), la esperadísima bubbles...os vais imaginando el calibre de la función? El público se mostró entregado y acogedor, recordándoles porqué son grandes. Ellos en respuesta, lo dieron todo.
Para culminar la tarde, un buen the captain que hizo que una vez más (y sin que sirva de precedente, porque los ingleses son más de pogos, no de cantar. Prueba de ello es que vimos pogos en Arcade Fire..uff) Reading cantase a coro hasta que las gargantas sonasen a doloridas.
Sinceramente, una tarde increíble en la que Queens of the Stone Age acto seguido, no decepcionaron, pero en la que Guns'n'roses dieron la nota (la nota desafinada).
Must listen: biffy clyro - saturday superhouse